Vocabulario de símbolos
Trush
Pedir tres deseos: uno yo soñar contigo
otro que tú sueñes conmigo
y por último no estar soñando
más interés en respirar cerca de tu boca que en besarte
porque he besado demasiado / lo suficiente / para que me de igual,
salga como salga sólo estar sintiendo
sudadera roja pantalones negros
me decías que me acercara / me decías
que a dónde quería llevarlo
y yo que no me quiero ir a ninguna parte
aunque esto sea un discotecón, estamos a solas
el principio del principio de los findes sin fin, la apisonadora, cumpleaños
y contarte la chorrada de que bebiendo colacao de pequeña / se me hacía mucho / y mi madre me enseñó a beber cada trago como dedicándolo
"este por la prima Laura, este por Susana, este por el abuelo..."
nuestros mejores deseos,
cómo cambian de mano / nunca somos sus dueños
Levon (Elton John)
3 Comments:
"la escritura es la destrucción de toda voz, de todo origen. La escritura es
ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que va a parar nuestro sujeto, el blanco-y-negro
en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del
cuerpo que escribe.
Siempre ha sido así, sin duda: en cuanto un hecho pasa a ser relatado, con fines
intransitivos y no con la finalidad de actuar directamente sobre lo real, es decir, en
definitiva, sin más función que el propio ejercicio del símbolo, se produce esa ruptura,
la voz pierde su origen, el autor entra en su propia muerte, comienza la escritura. No
obstante, el sentimiento sobre este fenómeno ha sido variable; en las sociedades
etnográficas, el relato jamás ha estado a cargo de una persona, sino de un mediador,
chamán o recitador, del que se puede, en rigor, admirar la “performance” (es decir, el
dominio del código narrativo), pero nunca el “genio”. El autor es un personaje moderno,
producido indudablemente por nuestra sociedad, en la medida que ésta, al salir de la
Edad Media y gracias al empirismo inglés, el racionalismo francés y la fe personal de la
Reforma, descubre el prestigio del individuo o dicho de manera más noble, de la
“persona humana”. Es lógico, por lo tanto, que en materia de la literatura sea el
positivismo, resumen y resultado de la ideología capitalista, el que haya concedido la
máxima importancia a la “persona” del autor." Roland Barthes
10/26/2010 11:32 a. m.
"la contemplóstata de la naturaleza me absorcula íntegro" rimbaud
10/26/2010 7:02 p. m.
breve, sabes (dos puntos)
u-a-u
10/27/2010 6:13 p. m.
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