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14 de septiembre de 2010

Vivir para siempre



Cuando hablo de mi madre con los amigos casi siempre se me empañan los ojos porque hacerlo como es debido es un callejón sin salida, la emoción me puede.


Puedo decir que hay algo en ella de lo que la magia aprende y desde lo cual yo miro al mundo a la cara. Valiente. Deseando vivir para siempre.

Apenas sin darse cuenta me transporta a una hamaca donde me habla de ella misma últimamente, de cómo se encuentra, y es ahí que caigo en la cuenta de que la belleza primigenia, el calor y los colores, se remontan a ella. Quien me despertaba despacio con palabras de bienvenida e instruía en los detalles del cariño concreto para con las cosas buenas. Las más importantes en la Tierra. Las auténticas. Su significado.


Hago lo que hago en la vida, con mi entusiasmo y mi torpeza, mi pereza y mi alegría, para devolver algo hermoso a quienes me han dao su vida. Sobre todo por eso, la verdad. Sin ellos ni yo soy yo, ni el mundo es mío, ni tengo familia.


Voy poco a poco definiendo cada día quien he sido y quien seré, quien soy yo a fin de cuentas, madurando que arrepentirse es no haber tenido el suficiente cuidado. El que todo se merecía. Lo tengo y mucho, aquí están mis letras. Y estos son los frutos de una noche de entre mil de amor, y las que quedan.


Mis padres, jefes del cotarro, sois mi retrovisor mi perspectiva. La ternura que salvará al rock&roll. Que lo que en su día fue una amenaza, ahora es empatía. Ahora lo entiendo. Cada día un poco más y mejor, contándoslo por teléfono. Llamándote emocionada "soy tan feliz, mamá, ya soy partícipe de ella".


Mis héroes, mis super por encima de todo y del mar. Mis manos mi suelo.


Esta carta. Esta carta para dejar sentencia del gusto que nos está dando esto de hacernos mayores, que eres la sonrisa de mi fiesta, claro que me doy cuenta. Cada vez que una flor me alucina siento una pasión que sólo he podido heredarla de tu sangre. Porque tienes fuerza. Porque te brillan los ojos pequeña, como a la niña que fuiste, que ahora es una reina y eso me conmueve hasta perder la voz y necesitar tenerte con tal urgencia, que abrazar me da pavor porque es una bomba cuyo cometido se acerca y yo para acercarme más y para siempre dentro tengo que tirar de mis poderes de telequinesia.


Me has dado las alas y la entereza: "vive tu vida hija, ve a por tus sueños, haz lo que quieras" y como lo he hecho, he de reconocer que estos años han sido algo duros para mí, como animal sensible. Muy divertidos pero ha habido cuando pensé que se me iba definitivamente la cabeza y me habéis ayudado intentándome. Comprendiendo. Viendo que vi una libertad capaz de comerme, preguntándome dónde quedaron atrás mis huellas. Que fue en el forcejeo con la gracia nomás, pero en el momento me asustaron tanto tantas caras feas. Ahora enfoco mejor mi energía. Me tumbo a respirar y el otro día, soñando vi a la abuela Ángela pero sólo yo la veía. Y era nuestro secreto. Estaba supersuave, piel rosa lisa con puntitos rojos y reborde azul. Me acompañaba. Me transmitió amor, y gracias a estas vivencias, he desarrollado un sistema antiyuyus que conmigo encaja perfecto. Mi corazón. Mi corazón es ahora el monstruo para aquellos cuervos. Mi corazón es de fuego. A ti y a papá y al aura blanca de mi hermana os debo mi salud mental actual y mi independencia, que es lo que más valoro en el presente; y también todo lo demás, pero no ha inventado el hombre (quizá García Márquez) cómo deslizarse con la precisión brutal, a nivel personal, por el espectáculo hecho epopeya que me habéis puesto en la mesa. Cada día cualquiera, martes 13, cata, nochebuena, etcétera. Para la sabiduría todo cuenta.


He hablado de dolor no para entrar en crudeza, si no para enorgullecerme de haber llegado hasta aquí, entera y con el corazón afuera y deciros (como si os viniera de nuevas): yo soy vuestra hija,

yo soy tu hermana, estoy flipada de serlo, enhorabuena. El gran trabajo que teníais que hacer lo habéis hecho con creces: nos conocemos. Nos llevamos dentro. Nunca estaremos solos porque nunca estaremos lejos.


Desde Malasaña con amor, vuestra escritora en llamas se muere por veros. Mami, esta tarde iré a comer y Lola, 51 añitos como 51 vestidos de domingo, te quedan que no veas.


Tú, como regalo al mundo, le has hecho un favor y por eso


vas a vivir para siempre.


You've got a friend (James Taylor)

http://www.youtube.com/watch?v=DErvz1xKub4