Viene al caso

No sé si os ha pasado. Convertiros en esa persona ke siempre quisisteis acabara estando en vuestra vida, sin prisas, pero ke como no la encontrarais todo iba a ser un poquito peor, o, mejor dicho, bastante menos bueno todo
TODO
así, en general.

Te digo ke te sientes muy solo.
Te desesperas bastante,
me acuerdo.

Me acuerdo de cómo ese dolor de cabeza me agarrotaba
y hacía ke el resto del cuerpo pensara lo mismo.

Vaya si me acuerdo.

Me acuerdo de ke me sigue pasando.

La tristeza es así.

La tristeza es así, entiendes?
La tristeza es: “ASÍ,
y todos los demás
estáis equivocados”.

Viene al caso
pero no me voy a poner a explicar toda mi metafísica poetizada aún,
todo aquello con lo que me siento capaz de excusar cada una de mis mejores sonrisas pese a ke el mundo muera un poco más cada vez ke no apostamos por él,
por eso de ke nos rendimos y ya nos la sopla, y atentamos por sistema inmoralmente contra cualkier cosa ajena (siendo la verdadera víctima siempre siempre uno mismo).
Pero todo esto tú ya lo sabes.
A veces descuido eso ke sé respecto a lo inteligente ke eres, lo siento
ha sido un lapsus, vale?

No sé,
un buen día el hombre comenzó a vaciar el océano con una cuchara
y aún no ha parado
y aún no sabemos cómo asumir esa culpa.

En el mismo momento en el ke alguien deja de amar esta vida y la siguiente te juro ke se muere un hada.
Se nos mueren.
Y si este planeta tiene forma de pelota (en los dos sentidos)
está en nuestras manos patearlo o, por el contrario, hacer virguerías
sólo digo ke vas a tener ke confiar ciegamente en la ley de la botella
porke la justicia al final está en los ojos de uno mismo.

Te digo ke aplaudas, porke tú también te proyectas.
Te digo ke no tengo ni idea, pero a veces, tampoco miedo.

Mira, si en realidad yo tampoco soy así* y también dudo esto ke digo
dudamos todos; tienes ke interiorizar el hecho de ke la tormenta está ahí y va a estar siempre en personas como tú y yo, pero comprender ke tenemos ke intentar dar la importancia a las cosas ke verdaderamente tienen, y aprender a valorar por igual alegría y tristeza,

hay ke ponerlas al mismo nivel:
no a la alegría abajo por menospreciar su comodidad
y a la tristeza más arriba por considerarla más sincera.

Burgueses deprimidos, madre mía, ké vergüenza
y veo a los cubanos partirse de risa y bailar en esa especie de eternidad ke se inventaron,
y no me vale ese argumento de lo trankilo ke se vive en la incultura
porke de verdad ke son felices, es una actitud, no hay más
y me pregunto si les envidias
pues joder, sin mover un dedo, ¡vámonos con ellos!

a nuestra manera.

Dedicado a mi amigo Fran Acaso.

*cheerleader