por sus promesas
me
dan igual sus problemas
no voy a ayudarle
abrigando con mi
ropa su suelo manchado de cerveza
ni cerraré la puerta
que
da del Polo Norte a su habitación
resfriándole estalactitas el
no saber cuidarse,
el no tenerse más en cuenta
cuando la
fantasía lo exige, le ciega
me gusta así
con su
inalcanzable desastre,
su “tienes que creerme”, su
“disculpa si no te he hecho mucho caso”
ahí, tumbado en el
frío de la tranquilidad malherida
no escarbaré, doy por sentado
que ha tocado tierra
(eso no me importa,
sólo miraré
pulseras)
veo lo que nunca antes / en este notar no
tocarle
privado puño cerrado
olerle la respiración
llamarle
grises
atropellarle los gatos suicidas
las cartas de
odio,
cuando le suenen a distancia los buenos tiempos
abalanzarme
a su timidez para que se sienta a salvo conmigo
mezclar
melocotones con ventanas
y caminos con despacio
¡ me hace
gracia porque se levanta tarde
no tiene ambiciones
se duerme en
la ducha...
combate los signos de madurez con partidas de
billar,
el rechazo con caballos
y nutre la tragedia en teatros
hechos trizas
inventándose discusiones de pareja
en su
cabeza
¡ es absurdo, le interesan los dramas !
cuando
no sabe qué decir, se hace el interesante
y a la vez es tan
fácil
como un “te vienes? tengo donuts en casa”
le
quiero porque no sabe lo que hace
porque en mi mente, allá a
lo lejos, vive
y a veces la suerte le trae también cosquillas
sé
que en sus bolsillos no quedan anillos
no espero sorpresas
me
esconderé en un cajón_