La sociedad del futuro no pestañeará
“No voy a ocultarlo, de lo que estamos enamorados es del amor
y una vida mejor, más corriente
con tal de que deje de dolernos”
te decía bajando del paseo a beber
al sótano aquel donde una vez te conté qué me pasó
para quedarme así y me contestabas “pero eso a todos, chiquilla
y a mí además Dios me rompió el corazón
y me arrebató el talento”
y seguí con que el horror
es una pareja que se ama tanto
que empiezan a pensar mal el uno del otro,
decía “el horror es ver cómo todo se va a la mierda
por confundir tranquilidad con aburrimiento
tú por yo
creencias, personalidad y respeto
errores adrede, folk amargo, recuerdos
qué tiene que ver la noche con las estrellas, si somos urbanos
qué virgen vendrá a salvarnos
cuando pidamos de malas maneras amor desesperado
qué va a estimularnos, la teína o el orfidal
cuando no podamos estar en ningún sitio, y un hospital
(estando en él a la espera de desnudarnos)
sea el vaso de agua
que acantilado
deje la página de Atragantada realidad hecha harapo”
y tú sólo decías, de vez en cuando, como conceptos ya pensados
- ostiazo existencial, insomnio y sueño
- el arte de la naturalidad
- salas de espera y carteles de no fumar, lo inalcanzable
- “claro, y luego están las E.C.M…”
pero al rato, cuando nos quedamos callados cada uno a sus pensamientos, recordé al chaval de la chaqueta negra y mochila caída de antes en el metro, cuando creí intuir qué sentía, que se decía “cuando quiera romper con todo ya sé dónde está la puerta
lo que pasa es que no lo que al otro lado”
y me preguntaba qué esperaba que hubiera ocurrido
si en vez de despistarme hubiera tenido un momento ante él
entre vagones y asientos
para meterle una notita al bolsillo diciendo “porque tú lo digas”
o “la sociedad del futuro no pestañeará”
o “ni nada es para tanto ni siempre ni nada”
o simplemente “sí que te necesitamos”, yo qué sabía
la semana anterior había tirado 8 bolsas de plástico llenas de poesía antigua y mi casa seguía sin arder,
yo qué sabía
de repente tú
“jo, estás preciosa un segundo antes de emborracharte”
de repente yo
“pues no sé, debe ser esa pequeña muerte con que me vigilas
pero ya no atrevo a apretar en un abrazo a mi osito de peluche de cuando cría, sabes, por si le agobio
porque me da que tras tantos años observándome desde la escalera
sabe de lo que soy capaz
y no lo soy de decirle que le quiero,
(¡que le quiero!…)
no vaya a ser
que no me crea”
2 Comments:
grande silvi!.....un beso.....sicopablos...
3/28/2009 9:32 a. m.
Muy bueno preciosa!
p.pan
3/29/2009 10:37 a. m.
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